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Relaciones de pareja

¿Por qué dar consejos sin que te los pidan puede dañar tu relación de pareja?

¿Por qué dar consejos sin que te los pidan puede dañar tu relación de pareja?

Cuando tu pareja está pasando por un mal momento, es natural que quieras ayudar.

Ves su malestar, su preocupación o su enfado, y tu primer impulso es ofrecerle una solución: un consejo, una alternativa, una forma de ver las cosas “mejor”.

Lo haces con buena intención, claro. Pero muchas veces ese consejo no ayuda. De hecho, puede hacer que tu pareja se sienta más sola, incomprendida o incluso juzgada.


 

1. ¿Por qué damos consejos aunque no nos los pidan?

Detrás del consejo no solicitado suele haber una mezcla de impulsos muy humanos:

  • Queremos que la otra persona deje de sufrir lo antes posible. El malestar nos incomoda y buscamos “arreglarlo”.

  • Nos sentimos responsables del bienestar del otro y creemos que ayudar significa solucionar.

  • A veces, nos proyectamos: si a mí me funcionó X, creo que a ti también te funcionará.

  • Nos cuesta tolerar la vulnerabilidad, tanto la propia como la ajena.

El problema es que cuando alguien está dolido, confundido o angustiado, no necesita que le digas qué hacer: necesita sentirse escuchado y comprendido.

 


 

2. Señales de que tu pareja necesita apoyo, no soluciones

Es fácil confundir una petición de consejo con una necesidad de validación emocional. Pero hay pequeñas pistas que pueden ayudarte a distinguirlo:

  • Tu pareja no te ha pedido una solución. Solo está contando lo que le pasa.

  • Repite más cómo se siente que lo que debería hacer. Está compartiendo emociones, no buscando estrategias.

  • Se muestra frustrada o más distante después de que le aconsejas. Esto indica que se ha sentido invalidada o juzgada.

  • Tú mismo notas que la conversación se enfría después del consejo. Como si algo se hubiera cortado.

Estas señales son oportunidades para detenernos y cambiar el enfoque: escuchar en lugar de resolver, acompañar en lugar de corregir.

 


 

3. ¿Cómo responder de forma empática y conectar de verdad?

Cambiar este patrón no es fácil, pero sí posible. Te dejamos algunas claves que te pueden ayudar:

Haz espacio para las emociones.

En vez de “¿por qué no haces…?”, prueba con:

→ “Vaya, eso suena realmente frustrante.”
→ “Entiendo por qué te sientes así.”
→ “¿Quieres que te escuche o prefieres que pensemos juntos alguna solución?”

 

Valida su experiencia sin minimizarla.

Evita frases como “no es para tanto” o “tienes que ver el lado bueno”.

En su lugar, di:
→ “Tiene todo el sentido que te sientas así después de lo que ha pasado.”
→ “Gracias por contármelo.”

 

Tolera tu propia incomodidad.

A veces, el impulso de dar consejos viene de no saber qué hacer con la emoción del otro. Respira. No necesitas hacer nada más que estar presente.

 

En una relación sana, el apoyo no se mide por cuántos consejos das, sino por cuánto espacio sabes sostener para el otro sin invadirlo. Validar emocionalmente a tu pareja, estar presente sin necesidad de intervenir, es uno de los mayores regalos que puedes ofrecer.

Así que la próxima vez que tu pareja te cuente algo difícil, detente un momento antes de responder. Pregúntate: ¿Necesita soluciones… o compañía?


 

Si os resulta muy complejo todo esto y creéis que necesitáis una ayuda más profunda para ayudar a validar o a comunicaros en pareja, podéis escribirnos por Whatsapp sin compromiso para informaros y preguntar lo que necesitéis saber para empezar terapia con nuestro equipo. 

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Gracias por formar parte de este equipazo,

Con mucho amor,

Rosi y Víctor.